Por un lado, todos los medios de comunicación y varios de los sectores que más interés han mostrado por las dos ruedas últimamente (turismo y automóvil) se hacían eco de las ventajas y bondades de las “ebikes”: segmento hermano de las bicicletas que, gracias a su alma eléctrica ayuda en ciudades grandes y/o con pendientes muy pronunciadas; y, por otro, las perspectivas eran más que prometedoras para el sector de la bicicleta en general: “más de 20 millones de personas en el mundo la usan como medio de transporte y casi 8 millones de españoles se suben, al menos, una vez al mes”, tal como nos cuenta Ciclosfera.
Además, la subida en facturación respecto al ejercicio anterior ayudó a que marcas y proveedores pensaran que estaba todo hecho y que podían relajarse a recoger los frutos; pero entonces llegó el señor Covid-19 y provocó que la sociedad se diera cuenta de varias cosas: puedes disfrutar moviéndote por zonas sin aglomeraciones y al aire libre, haces deporte, liberas endorfinas, te sientes más activo, te ayuda a conciliar el sueño…
Pero el mercado también ha sufrido impactos negativos: muchos consumidores se han lanzado a comprar una bici (ya sea primera, segunda, renovación, etc.) y esto ha provocado la desaparición del stock existente, precios al alza y, en la mayoría de casos sin descuento, tiempos de espera larguísimos para clientes y comunicación muy difícil entre fabricantes y marcas lo que, unido a la situación vivida, ha provocado que algunos medios del sector de la bicicleta lo hayan calificado como la “tormenta perfecta”.
Explicado muy rápido:
Hito 1
Incremento de la demanda + estancamiento de oferta > rotura de stock > marcas y tiendas desabastecidas
Hito 2
Fábricas cerradas por Covid varios meses + incremento demanda + precios de transporte disparados > largos plazos de entrega + subida de precios > ajuste de la demanda
Índice
¿Qué se puede esperar en el futuro del sector de la bicicleta?
Primero, la población seguirá mostrando la preocupación por falta de stock durante el último tercio de 2021. Además, los precios altos que venimos sufriendo desde 2020 seguirán en todo este año, ya que, en palabras del director de Shimano Iberia: “algunas referencias habían experimentado una demanda 10 veces superior, lo que refleja esa sensación de ansiedad que domina al sector”.
Segundo, el paradigma de las vacaciones ha cambiado (quién sabe si para siempre). Las personas hacen turismo, sí, pero se deciden cada vez más por visitar bien el entorno más cercano o, como mucho, el país.
Tercero, si las previsiones anteriores a la Covid-19 ya arrojaban aumentos superiores al 35% para el segmento de eléctricas en Alemania, u Holanda y entonces se hablaba de un escenario que en 2025 triplicaría su tamaño hasta los 7 millones de unidades (como muy bien explicaban los amigos de Bike Europe), ahora estas previsiones han cambiado después de la pandemia: según tres asociaciones europeas, CIE, CONEBI y EFC preveen un crecimiento para Europa de ebikes desde los 3,7 millones de unidades vendidas en 2019 hasta los 30 Millones en 2030.
Datos más que prometedores, ¿verdad? Pues… no es oro todo lo que reluce.
A simple vista y sin meternos en analizar marcas o fabricantes, el intento de compensar la alta demanda se notará en los próximos meses, seguido de un crecimiento “más o menos normal” del 15-20% y llegando al punto de bajada de precios por intento de compensación de stocks en 1-2 años.
Conclusiones
Debemos ser cautos con las previsiones, estar atentos a las tendencias y, sobre todo, ser comprensivos, ya que las medidas anti-Covid han traído, además de mayor higiene, protección para trabajadores y clientes y seguridad, los siguientes puntos clave:
– Aumento de costes de importación
– Restricciones de trabajadores en países fabricantes
– Coordinación entre diversos fabricantes (de cuadro, de electrónica, de ruedas, de componentes, etc.)